
"El pequeño Malik no sabe lo que es un caramelo, pero le fascina el sabor de los escarabajos vivos que encuentra entre las piedras. Para él, ese bicho es la mejor de las golosinas. Malik tiene entre ocho y nueve años y jamás vio un juguete. Pero sabe reír, también cantar. Sobre todo las cantones que desde tiempos remotos han ido repitiendo los hombres de la ibu taw batu.
Malik sabe que taw batu significa “habitantes de las cavernas” y que él es uno de ellos. […]
Como cualquier taw batu, Malik se ha adaptado notablemente al entorno que lo rodea: el gran acantilado de piedra caliza que envuelve el valle donde viven el resto del año es para él a la vez un desafío y una fuente inagotable de diversión. Cazar los murciélagos, los pájaros o las lagartijas que comerán en la cena puede resultarle tan difícil como entretenido. Casi tanto como la partida del valle a las cavernas. […]
Durante esos cuatro meses, la caza y la pesca serán las principales actividades de los hombres de las cavernas. Y no hay nada que le guste más a Malik que salir de cacería. Su padre le fabricó una cerbatana y lo ayudó a hacer los dardos cubiertos con una sustancia venenosa con la que atrapará sus presas. Casi siempre comparte las expediciones con su primo Mirdu, un año mayor que él. Ambos esperan pacientemente entre la maleza durante horas con tal de regresar con algo para la cena. […]
Cuando cae la noche, las familias se entretienen en largas conversaciones. Tulibak, el padre de Malik, decide poner fin a la jornada entonando una canción de cuna para la pequeña Lingling. Malik intenta dormir, pero se desvela escuchando el silbido del viento en los pasadizos de las cuevas y el golpe te o del agua entre las paredes de piedra. Para protegerse del frío, se cubre de pies a cabeza con una especie de frazada hecha con largas hojas entrelazadas. No deja que se asome ni un pelo. Ni siquiera el alma."
Adaptación
Eliana Galarza Revista Viva, 8 de octubre de 1995.
Eliana Galarza Revista Viva, 8 de octubre de 1995.